Fin de semana en la Foresta
Cuando la semana termina, ese ajetreo típico de la ciudad disminuye. No me gusta del todo. Quiero que continúe y lo busco. Encuentro algo en el centro y en sus pasillos, pero no es lo mismo. Quiero algo distinto.
El Parque Forestal me fascina. Es acá donde encuentro ese algo. Es como una atracción y a pesar de no ir tan seguido como quisiese, tiene ese no sé qué, que lo hace un lugar con una atmósfera Santiaguina. Tiene estas características –creo yo- movimiento, gente, cafés, bares, discos y cultura. Pero para mí, lo principal es que hay una contradicción atrayente, una tranquilidad que viene acompañada de árboles, fuentes de agua y una brisa que lo hacen un lugar particular en la gran capital.
Lo recomiendo. Uno nunca se aburre. El sólo echo de caminar por ahí ya lo hace atractivo. Sus construcciones ya del siglo pasado son atractivas e interesantes a la mirada con ese estilo neoclásico. Cafés sobran y hay para todos los gustos, con buena música y distintos diseños interiores que uno encuentra con el pasar por ahí. Lo mismo sucede con sus bares.
El Museo Nacional de Bellas Artes queda ahí mismo y siempre hay algo distinto que mirar y analizar. Fotos, esculturas, pinturas, obras de teatro y videos. Un lugar al cual se debería ir y donde no hay excusas para no asistir, porque el día Domingo su entrada es liberada.
Tiendas y boutiques de ropa también hay, y para todos los gustos. Desde zapatillas hasta los discos que en las disqueras comunes uno no llega a encontrar. Eso si, la mejor tienda es la que se forma en los suelos de pleno parque. Se arma una feria de las pulgas donde hay de todo. Y cuando digo "todo", me refiero a todo, comenzando por los típicos cuchuflies hasta terminar en la pulsera más hardkore que uno se imagine.
Conocer un poco más de Santiago es algo que siempre me ha hecho feliz. Es como un enigma constante para mí y la cual siempre me espera para develarme una sorpresa. Casi siempre de las buenas. Los helados también me hacen feliz, y el Forestal no fue la excepción al juntarse con ellos, El Emporio la Rosa es una heladería de helados poco comunes y sabrosos, al parecer, igual a su capital.
Cuando la semana termina, ese ajetreo típico de la ciudad disminuye. No me gusta del todo. Quiero que continúe y lo busco. Encuentro algo en el centro y en sus pasillos, pero no es lo mismo. Quiero algo distinto.
El Parque Forestal me fascina. Es acá donde encuentro ese algo. Es como una atracción y a pesar de no ir tan seguido como quisiese, tiene ese no sé qué, que lo hace un lugar con una atmósfera Santiaguina. Tiene estas características –creo yo- movimiento, gente, cafés, bares, discos y cultura. Pero para mí, lo principal es que hay una contradicción atrayente, una tranquilidad que viene acompañada de árboles, fuentes de agua y una brisa que lo hacen un lugar particular en la gran capital.
Lo recomiendo. Uno nunca se aburre. El sólo echo de caminar por ahí ya lo hace atractivo. Sus construcciones ya del siglo pasado son atractivas e interesantes a la mirada con ese estilo neoclásico. Cafés sobran y hay para todos los gustos, con buena música y distintos diseños interiores que uno encuentra con el pasar por ahí. Lo mismo sucede con sus bares.
El Museo Nacional de Bellas Artes queda ahí mismo y siempre hay algo distinto que mirar y analizar. Fotos, esculturas, pinturas, obras de teatro y videos. Un lugar al cual se debería ir y donde no hay excusas para no asistir, porque el día Domingo su entrada es liberada.
Tiendas y boutiques de ropa también hay, y para todos los gustos. Desde zapatillas hasta los discos que en las disqueras comunes uno no llega a encontrar. Eso si, la mejor tienda es la que se forma en los suelos de pleno parque. Se arma una feria de las pulgas donde hay de todo. Y cuando digo "todo", me refiero a todo, comenzando por los típicos cuchuflies hasta terminar en la pulsera más hardkore que uno se imagine.
Conocer un poco más de Santiago es algo que siempre me ha hecho feliz. Es como un enigma constante para mí y la cual siempre me espera para develarme una sorpresa. Casi siempre de las buenas. Los helados también me hacen feliz, y el Forestal no fue la excepción al juntarse con ellos, El Emporio la Rosa es una heladería de helados poco comunes y sabrosos, al parecer, igual a su capital.